Según la agencia de prensa Europa Press, al menos dos personas han muerto tras hundirse un barco en el que viajaban 80 ciudadanos indonesios, presuntamente todos ellos trabajadores en situación irregular, tras colisionar ayer día 14 con una patrullera malasia frente a las costas de la localidad de Tanjung Piai, ubicada en el estado de Johor, al sur del pais, cerca de la frontera con Singapur.
Un portavoz de la Agencia de Seguridad Marítima de Malasia (MMEA) ha explicado que otras 19 personas permanecen desaparecidas, mientras que 59 de los pasajeros han sido rescatados. Asimismo, ha dicho que diez personas están recibiendo tratamiento médico a causa de las heridas sufridas tras la colisión.
En base a las informaciones facilitadas por el diario malasio ‘The New Straits Times’, el barco colisionó con la patrulla cuando intentaba alcanzar las costas del país. Las operaciones de búsqueda y rescate, acaba la noticia servida por Europa Press, siguen activas en la zona.
Intentemos entender el suceso. Una patrullera corta la proa a una patera con 80 inmigrantes ilegales, la aborda y la hunde. ¿Accidente? A tenor de la noticia, estamos frente a un homicidio doloso, pues no cabe pensar que la patrullera colisionara por accidente con la patera. Y tampoco es imaginable que la patera se lanzara contra la patrullera y ésta no pudiera evitar el abodaje.
La Agencia de Seguridad Marítima de Malaisia deberá explicar cómo se produjo el naufragio de la patera y qué papel jugó la patrullera. Seguramente no habrá nada, ni explicación ni aclaración. El crimen se olvidará en dos días porque las víctimas no tienen quien les escriba.