El acuerdo (en documento adjunto, formato pdf) incluye la constitución de una mesa específica para tratar los asuntos objeto de la convocatoria de la huelga, que son:
- Estudio del impacto negativo del proyecto legislativo europeo que prevé la liberalización de los servicios portuarios.
- Compromiso para el cumplimiento y respeto de toda la legislación nacional vigente.
- Trabajar conjuntamente para que se respete la buena fe en la negociación de los convenios colectivos.
El acuerdo incluye dos coletillas retóricas. Por la primera se deja sentado que los acuerdos se tomarán a tenor de lo establecido en el Estatuto de los Trabajadores (¿Podía ser de otra forma?). Por la segunda, las partes se reservan el derecho a posibles futuras acciones legales y sindicales.
Nota de Ricardo Enebros. La desconvocatoria de la huelga, por el acuerdo Anare-sindicatos convocantes suscita asombro y estupor. Por la forma y por el fondo. ¿Era necesario escenificar un acuerdo in extremis cuando todos saben que la patronal nunca ha cerrado las puertas a la negociación? Y por el fondo. Volvemos a la casilla de salida. A empezar una negociación de las condiciones de trabajo con la espada de Damocles de una norma comunitaria que cambiará las reglas del juego. Hace al menos dos años que estamos en esa situación. En Barcelona, para desatascar la falta de acuerdo sobre los puntos clave de los horarios y la jornada, empresas y sindicatos consensuaron acudir a un arbitraje (ver noticia relacionada). Nos consta que el magistrado emérito que fue nombrado árbitro emitió su dictamen, un documento que permanece oculto a la opinión pública por razones desconocidas. Si sigue sin haber acuerdo, ¿volveremos a otro arbitraje? ¿A la convocatoria de otra huelga? La reiterada invocación a la legalidad vigente por parte de los sindicatos empieza a resultar fatigosa, por falaz e inútil. Si las empresas incumplen la ley, basta una denuncia en vía judicial. Si de lo que se trata es de una interpretación diversa de las normas, algo habitual, el asunto se resuelve negociando y no clamando de forma engañosa “por el cumplimiento de la legalidad vigente”. Por lo demás, si el lector repasa lo que hemos venido publicando en NAUCHERglobal, podrá sacar sus propias conclusiones sobre el papel de los diversos sindicatos, convocantes cada uno de ellos de una acción sindical confusa que se ha anulado por un acuerdo que nada resuelve.