No es frecuente que, en plena campaña electoral, se produzca el consenso sobre todas las principales fuerzas políticas en relación a ningún tema. La ciudadanía no puede por menos que felicitarse cuando ello ocurre.
Eso es exactamente lo que se produjo en la demarcación de Tarragona respecto a los planes del Ministerio de Fomento y Adif relativos al paso del Corredor Mediterráneo por las comarcas del Baix Camp, Tarragonès y Baix Penedès; en Tarragona.
Como informábamos en una crónica anterior, ya en el horizonte, la puesta en servicio del tramo de dicho Corredor entre Vandellós–Vilaseca-Estación del Camp de Tarragona, exclusivamente para trenes de pasajeros, los propósitos oficiales consisten en que el tráfico de mercancías se desvíe desde Vilaseca hacia la línea férrea que trascurre por Tarragona, resto de poblaciones de su comarca y, desde Sant Vicenç de Calders, por la línea de Vilafranca del Penedès, hasta Castellbisbal. Para ello, se prevé instalar el llamado ‘tercer carril’ en todo este recorrido para así permitir el paso de trenes de ancho europeo. Con ello, el Ministerio pretende dar respuesta a una antigua reivindicación del puerto de Tarragona y de su polo industrial químico de conexión con Europa sin el obstáculo del cambio de ancho de vías.
El problema estriba en que la solución del tercer carril, acordada en 2012 entre el Ministerio, Adif y las instituciones locales indicadas, se entendía como una solución provisional, en tanto las circunstancias derivadas de la crisis no permitían abordar una obra de mayor envergadura. Transcurridos ya nada menos que siete años, se está empezando a ejecutar dicha “solución provisional” que, a la vista de los trabajos en curso en el Corredor Mediterráneo, hace sospechar que se convertirá en definitiva.
Si ello es así, dado que se prevé un crecimiento exponencial del tráfico de mercancías por ferrocarril en los próximos años, nos encontraremos con la paradoja absurda de que las mercancías –muchas de ellas peligrosas- van a circular por el interior de las poblaciones: Tarragona, Altafulla, Torredembarra, El Vendrell o Vilafranca del Penedès entre otras, mientras que la saturación de la actual línea convencional obligará a que los pasajeros sean desplazados paulatinamente a la actual línea del AVE.
De momento, Renfe ya anunciado que a partir del 2020, el tren Euromed que enlaza Barcelona con Valencia y Alicante dejará de circular por la línea de la costa para pasar a hacerlo por la del AVE. Es decir, que para abordar un tren en Tarragona con destino a Valencia será preciso desplazarse 12 kilómetros en automóvil, taxi o autobús hasta la estación de Camp. En la misma línea, se prevé el cierre de las actuales estaciones de Cambrils y Salou. La pesadilla para los pasajeros empieza a concretarse y será todavía peor en un futuro no muy lejano.
Por todo ello, la sociedad civil de las comarcas afectadas ha empezado a reaccionar y a demandar una solución definitiva que, en el plazo más corto posible, dé respuesta tanto a las necesidades de la industria como a las de los usuarios del ferrocarril.
Fruto de esta reacción ha sido el consenso entre todas las fuerzas políticas con representatividad en las Cortes Generales, Parlament de Catalunya y municipios afectados, para impulsar las obras necesarias para revertir los actuales planes ministeriales. Durante la campaña electoral que acaba de finalizar, los debates en Tarragona o Reus entre candidatos al Congreso y el Senado han evidenciado dicho consenso.
También, el pasado día 5 de noviembre, en la sede de la patronal Pymec de Tarragona, se firmó un compromiso conjunto suscrito por candidatos de PSC, ERC, Junts per Catalunya, En Comú Podem, Partido Popular, Ciudadanos y CUP: en dicho documento, los diferentes partidos políticos se comprometen a defender la pronta realización de los estudios técnicos necesarios para que la actual solución provisional del tercer carril y el paso de trenes de mercancías por la costa, junto a zonas residenciales y turísticas, sea sustituida lo antes posible por una nueva plataforma definitiva, válida para trenes pesados, que discurra por el interior.