El impacto en nuestras vidas de la pesadilla del coronavirus es de una entidad ciertamente notable con el transcurso de los días. Afecta, y mucho, a la cadena de suministro (supply chain), poniendo en evidencia su debilidad, o fragilidad mejor dicho.
Es una muestra muy clara, como podemos observar, de la presencia del denominado ‘efecto mariposa’ en las relaciones humanas, y en un grado quizá insospechado hasta ahora. Consecuencia, sin ningún género de duda, de la interrelación entre los países que se muestra en absoluto desacuerdo con las políticas de “aislamiento” preconizadas por algunos políticos actuales: simplemente no son posibles.
China compra y vende. Su economía supera el 30% del PIB mundial, y las incidencias en la economía China, si son del nivel del coronavirus, se notan de manera acusada en el resto de las economías mundiales. A día de hoy no se ha alcanzado aún el “pico” en el desarrollo de la epidemia –dicen los expertos-, y consecuentemente las restricciones de todo tipo que observamos en China, se mantienen.
Los armadores cancelan salidas porque no hay órdenes de transporte para las mercancías que se mueven en contenedor. Las compras y ventas se han paralizado, cuando no cancelado, tanto en un sentido como en otro. Los fletes bajan ante la ausencia de demanda, y este fenómeno durará todo el tiempo que dure la cuarentena impuesta en China a sus ciudadanos y residentes.
Además, la falta de movilidad cierra las factorías y los mercados, y aunque los puertos marítimos estén abiertos en su mayoría, la falta de trabajadores paraliza el movimiento de contenedores.
Si todo este proceso finalizara en los últimos días de febrero o a inicios de marzo, habrá supuesto un daño evidente para la economía china para el primer trimestre de 2020 y, de igual manera, aunque con menor incidencia, para el resto del mundo… siempre el efecto mariposa.
Si desciende el consumo en China, bajaran las importaciones de materias primas y acabados: petróleo, hierro, acero, minerales y productos de consumo acabados, alimentación… Bajará el precio del petróleo, de los combustibles, del fletamento de petroleros y bulk carriers, y, como ya sucede, habrá centenares de contenedores frigoríficos cargados y paralizados en puertos chinos que no se podrán entregar ante la falta de transporte, que perjudica a la distribución.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de las posibles indemnizaciones ocasionadas por reclamaciones a las que, en su caso, deberán de hacer frente las compañías de seguros. No existe una ‘causa de fuerza mayor’ declarada por la Organización Mundial dela Salud y en consecuencia, no se puede invocar este efecto en retrasos o cancelaciones.
En cualquier caso esta epidemia dejará sentir sus efectos hasta bien entrado el año 2020.