Para definir a Camil Busquets Vilanova señalaría que fue fotógrafo de buques, naves y puertos, trescientas mil placas avalan su carrera, la mitad conservadas en su propia casa. perfectamente archivadas, maestro en modelismo, provisto de un enorme conocimiento técnico de aquello que recogía su máquina. Personalmente lo definiría como bondadoso, no exento de un fuerte carácter, con un humor especial, según pudimos comprobar los asistentes a su funeral, al sonrojarnos de su sarcasmo en la manera de afrontar el final de sus días, tras escuchar sus últimas voluntades, e haciendo despedir la ceremonia con el canto de la Salve Marinera.
Estoy seguro de que el amigo Busquets, de haber nacido en otro país, habría tenido un mayor reconocimiento. No obstante, estaba en posesión de una medalla al mérito naval, ya que al margen del tema de las reproducciones antes señaladas, deja una treintena de libros editados, amén de un número importante de colaboraciones en publicaciones de temas marítimos.
Mantuvo estrecha relación con la Armada española y con la U.S. Navy, así como con diversos cónsules de Estados Unidos en Barcelona; y en un plano más personal sostenía colaboraciones con personas afines en Australia, Canadá, Estados Unidos, Sudáfrica, Inglaterra y Francia, entre otros paises.