Según informaban los administradores concursales de la firma Deloitte en un hecho relevante publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), serán, finalmente, los bancos acreedores los que se hagan con las riendas de la entidad, con la intención en primera instancia de no liquidarla (al menos en su totalidad, ya que no se habla de filiales ni del mercado exterior donde la firma gallega está presente).
Al final, el juez ha admitido que sean los bancos y no el segmento empresarial (liderado por la cervecera catalana Damm y por el fondo de inversión Luxempart) los que se hagan cargo de la compañía gallega. Es decir, se ha apostado por dotar a Pescanova de músculo financiero en lugar de hacerlo por una buena gestión y el posterior resurgimiento de la firma.
Con este acuerdo, los bancos recuperarán una mayor parte del dinero prestado, cerca de 1.000 millones de euros (a 20 años), incluida una ampliación de capital de 300 millones; de los más de 3.200 que se les adeudaba (leer información relacionada). Ahora falta ver si desde las entidades financieras (alguna de ellas nacionalizadas por su mala gestión) saben reflotar una firma como, sin duda, hubiera hecho Damm, empresa más acostumbrada a trabajar en el mercado de la alimentación (Cacaolat, Rodilla, Veri, Trident, etc.) y en el del transporte (puertos de Barcelona o Tarragona, filiales logísticas, empresas ferroviarias, accionistas de referencia propietarios de importantes navieras…).
En este tema han surgido, sin duda, presiones de otros actores políticos y económicos que no se han querido mostrar… de momento. Es necio pensar que un consorcio liderado por el Banco de Sabadell y formado también por Banco Popular, CaixaBank, NCG Banco, BBVA, Bankia y UBI Banca no hayan sabido negociar las condiciones con una compañía -cliente suya- como Damm. De hecho, el Sabadell es el banco de referencia de la cervecera catalana. Ya se verá si en el futuro también continúa siéndolo.
Por lo pronto, este G-7 bancario informó ayer de la modificación de la oferta de financiación para la propuesta de convenio en Pescanova. Esto ha llevado a que José Carceller (Damm) y François Tesch (Luxempart), hasta ahora consejeros en Pescanova, abandonen a petición propia su asiento en la compañía gallega, pese a su «esfuerzo, interés y dedicación en la búsqueda de soluciones de viabilidad para Pescanova».
Cabe recordar que el asiento del consejo, en el caso de Damm, se había logrado con una inversión a fondo perdido de cerca de 30 millones de euros en 2011, con la adquisición del 5% de la firma pesquera a través del brazo inversor de la compañía barcelonesa, una operación en la que Carceller creía con los ojos cerrados.
Este acuerdo, comunicado por Deloitte, supondrá un cambio en los sujetos que prestan el apoyo financiero al convenio. Ahora serán las entidades financieras las que, por lo pronto, den a Pescanova un crédito ‘supersenior’ de 125 millones de euros, y asuman una quita de 700 millones, en lugar de los cerca de 1.000 que proponían desde Damm y Luxempart.
En su nota a la CNMV (acceder desde este enlace), los administradores de Pescanova explican también que se suprimirá la comisión por estructuración y aseguramiento y todos los acreedores que sean titulares de posiciones acreedoras bajo el tramo ‘senior’ y bajo el tramo ‘junior’ de la deuda de la sociedad Nueva Pescanova (resultante del convenio y de los convenios de las filiales españoles) tendrán derecho a participar en el crédito ‘supersenior’ en proporción a su participación en la Deuda Reestructurada.
En otras palabras: los pequeños accionistas de Pescanova se van a quedar con las ganas de recuperar su inversión y, no sólo eso, sino que en la nueva sociedad que surja del nuevo convenio, apenas tendrán presencia. La propuesta de Damm y Luxempart iba por otros derroteros: daba un mayor margen de maniobra a los accionistas minoritarios.
Entonces, ¿cuál ha sido el problema? A priori está claro: la propuesta inicial del consorcio encabezado por Damm, que contó con el respaldo del consejo de administración de Pescanova de diciembre de 2013, elevaba la quita al 85%, lo que equivalía a unos 3.000 millones, algo difícilmente asumible para la banca, que se empezó a poner nerviosa.
Pese a negociar que esta quita llegara hasta el 70% (asumiendo una amortización a 15 años de hasta 700 millones de euros) y ofrecer un crédito superior, finalmente ni catalanes ni luxemburgueses han logrado convencer al Banco Sabadell y, esta misma mañana, la cervecera emitía una comunicación mediante la CNMV (acceder desde este enlace) por la que «Damm y Luxempart han acordado permitir la subrogación de las entidades financieras en el convenio de acreedores de Pescanova (…) renunciando a sus derechos y quedando liberado de sus obligaciones».
Pero con esta actuación de los bancos, ¿está salvada Pescanova? Tiene buena pinta, pero el juez aún podría liquidar la empresa: Los siete bancos acreedores juntos no cuentan con el 50% de los votos correspondientes al capital necesario para salvar la empresa… Todavía necesitarán a Carceller y Tesch para lograrlo. En 24 horas se verá.