Finalmente, las presiones de las asociaciones norteamericanas de cargadores, congresistas y otros, se han traducido en una orden ejecutiva del presidente de los EEUU, Joe Biden. Por su interés la transcribimos en inglés original, fácilmente entendible: To combate the excesive concentration of industry, the abuses of the market power and the harmful effects of monopoly and monopsony, dice.
En nuestra opinión, no tiene desperdicio: se ha puesto en marcha el asistente del fiscal general que es la cabeza de la Antitrust División del departamento de Justicia, colaborando junto a la FMC, que ya lleva algún tiempo ocupándose básicamente de dos aspectos: la falta de equipo para las exportaciones norteamericanas, y los excesivos cargos de los armadores por “demurrages & detentions”
En alguna parte debía de comenzar la racionalización de un proceso que ha llevado al comercio internacional a una situación límite: los fletes (hoy algunos a 20.000 dólares x 40’), la falta de fiabilidad de la líneas marítimas, hoy al nivel de 38,8%, con sus cancelaciones, cambios de ruta… y la falta de transparencia en sus decisiones.
Qué duda cabe de que el mercado –la demanda- presiona y mucho, que la Covid-19 fue y es un factor de cierto descontrol; pero las consecuencia solo las paga la carga y los beneficios espectaculares solo los reciben los armadores u operadores.
Mientras, la Comisión Europea no recoge ningún eco de estas acciones de la Administración norteamericana. Y presiones por parte de los cargadores, transitarios, y otros elementos del comercio internacional europeo no le faltan. Esperemos alguna reacción.