El director general de la Marina Mercante, Benito Núñez Quintanilla, hace balance del año que terminó y reflexiona en esta entrevista sobre los principales objetivos a alcanzar con la llegada del 2023. Cambios normativos, entre ellos la reforma del Texto Refundido de la Ley de Puertos del estado y de la Marina Mercante (Trlpemm) y la Ley de Navegación Marítima (LNM); el proceso de descarbonización y el uso de nuevos combustibles, entre otros asuntos, fijan la agenda de un año en el que la guerra en Ucrania seguirá marcando el ritmo y la intensidad en el transporte marítimo a nivel internacional. La entrevista está recogida en el boletín del mes de enero de la Dirección General de la Marina Mercante (DGMM).
- ¿Qué balance hace del año que terminó?
El 2022 ha sido un año, otra vez, atípico. Lo empezamos con cierta esperanza por recuperar algo de normalidad, pero los primeros meses trastocaron todas nuestras previsiones. La guerra en Ucrania y la consiguiente alza desmesurada del precio de los combustibles nos ha dado no pocos quebraderos de cabeza. Por no hablar de que la Dirección General ha sido la encargada de poner en práctica la inmensa mayoría de sanciones del ámbito marítimo de los diversos paquetes de medidas de la guerra de Ucrania. Junto a esto, hemos tenido el episodio de contaminación marina originado por el accidente del OS35 y hemos tenido que abordar la necesidad de establecer regulaciones específicas para motos náuticas, la entrada en vigor del nuevo real decreto de titulaciones profesionales… Pero, con todo, el 2022 lo peor que nos deja es el terrible accidente del Villa de Pitanxo.
- El año que comienza también es clave…
Pues sí, la verdad, nos espera otro año por delante bastante intenso. Aunque no es algo cuyos efectos se vayan a notar de manera inmediata en el día a día de las Capitanías marítimas, este año 2023 se van a concretar multitud de medidas que van a definir nuestro funcionamiento en los próximos años. Además, la concreción de las medidas que afecten al transporte marítimo del paquete ‘fitfor55’, cuyo paquete legislativo marítimo se debería aprobar, al menos parcialmente, bajo presidencia española de la UE; las medidas que se incluyen en la estrategia OMI de reducción de gases de efecto invernadero…
- ¿Qué van a suponer para el sector marítimo los cambios normativos previstos?
No queremos que generen un cambio radical en los principios de funcionamiento de la Dirección, seguiremos teniendo nuestras competencias y prioridades, pero sí que se establecerán determinadas mejoras en varios aspectos que el sector viene demandando. La modificación de ambas normas, Trlpemm y LNM, se ha planteado como un proceso de mejora incremental, entre otras cuestiones porque tiene una vocación de consenso.
- Con respecto a la OMI, qué destacaría del primer año de gestión de España al frente del Consejo?
El Consejo, normalmente, tiene un papel menos relevante de cara al sector que el Comité de Seguridad Marítima o que el del Protección del Medio Marino, pero lo cierto es que la OMI es un organismo cada vez más político y a su Consejo, como órgano de gobierno interno de la organización, no le queda otra opción que adaptarse a esta naturaleza cada vez más política. Valga como ejemplo la gestión de los asuntos sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania para el transporte marítimo. Dicho esto, tenemos un equipo magnifico en Londres y eso se deja notar en la imagen de España en OMI, en la gestión de los asuntos del Consejo y en el nivel de atención que se nos presta en la organización.
- La descarbonización en el sector marítimo va al ritmo deseado o cree que habrá que rebajar las expectativas previstas por la UE, sobre todo?
Mi impresión es que el calendario de transición puede cambiar en algunos aspectos temporales menores, pero no creo que la UE vaya a aflojar el paso, más bien al contrario.
- ¿Dónde cree que hay que poner el acento para propiciar la evolución del sector marítimo hacia la sostenibilidad ambiental y hacia la automatización?
El sector marítimo no es distinto a otros sectores de actividad del transporte cuando se trata de descarbonización y automatización. Existe un problema de incertidumbre general, tanto tecnológica, porque desconocemos cuál va a ser la tecnología propulsiva dominante que permita descarbonizar el transporte marítimo -mi impresión, por cierto, es que durante un periodo largo de tiempo van a coexistir diversas soluciones tecnológicas-, como regulatoria. Esta segunda no tiene solo que ver con una falta de celeridad por parte de los reguladores, que también, sino con la necesidad de abordar los intereses y responsabilidades que derivan de la implantación de soluciones autónomas de manera consensuada. Además, está presente esa sensación de que el primero que se lance a la piscina, permíteme el símil un tanto burdo, puede encontrarse con que no hay agua dentro; se puede apostar, por ejemplo, por el amoníaco como combustible y encontrarse con que no hay suministradores suficientes o que el precio es prohibitivo respecto a otras soluciones. Eso retrae en gran medida la puesta en práctica de soluciones innovadoras. Veremos.
- Surge de tanto en tanto, como una letanía, la falta de vocaciones en el sector marítimo, ¿cómo arreglarlo?
Pues es complicado, la verdad. Lo primero que hay que destacar es que, como en casi todos los mercados, en este caso el mercado laboral marítimo, el precio es importante, ya lo dijo Biden: «Pay then more». Buenos sueldos y buenas condiciones laborales son fundamentales, no podemos pensar que alguien que con 18 años se plantea qué estudios cursar va a optar por estudiar náutica solo por el salario futuro que espera recibir, pero desde luego este influye. La vocación está muy bien, pero la vocación marítima hay que acompañarla de condiciones que permitan que se consolide. Tengo la impresión de que en unos años las empresas que mejor traten a sus tripulaciones van a ser las que consigan mejores resultados. Por nuestra parte vamos a tratar de facilitar las cosas. Los presupuestos de este año recogen 1.000.000 € de ayudas para embarques, desde los 180.000 € que figuraban en el presupuesto de 2018, y mi intención sería incrementar esa cuantía los próximos años.