La primera reunión pública del clúster acogió ayer en el Museo Marítimo de Barcelona a una interesante muestra de estos actores: desde empresas a investigadores, desde despachos de abogados a medios de información, desde universidades y centros de formación a agentes. Tan sólo faltaba la representación institucional de las Administraciones.
Alejo Trullàs, director gerente del clúster señaló que las primeras gestiones de la entidad pasan por reforzar la aptitud del sector mediante la creación de estrategias de empresa (donde se incluye la información sobre las tendencias del mercado, las referencias internacionales, la reflexión estratégica o la actuación en áreas determinadas) y en consonancia con el entorno. “No queremos realizar un informe al uso, sino sacar rendimientos prácticos de la experiencia y las aportaciones del sector”, dijo.
En este contexto, en seis meses se prevé lanzar un plan de acción consensuado por el clúster. La de ayer se trataba de la primera reunión abierta tras la constitución formal de la entidad (leer noticia relacionada). Sin embargo se han previsto dos encuentros más (el primero el 4 de febrero y el segundo el 18 de marzo de 2014) para acabar de materializar las propuestas y crear grupos específicos de trabajo.
El objetivo común es situar a la industria náutica en el lugar que merece aprovechando la potencia de la marca Barcelona, pero sin obviar a aquellas empresas o entidades que forman parte del cordón metropolitano de la capital catalana y, por amplificación y despliegue, de Catalunya.
El contexto en el que se mueve la industria náutica barcelonesa a escala internacional es todavía escaso. De ahí la capacidad de crecimiento. A nivel mundial existen más de 6.000 atarazanas para la construcción y/o reparación de buques de hasta 24 metros de eslora, con una capacidad para acoger una flota que, con datos de 2011, ascendía a 626.051 embarcaciones. Pese a ser un país eminentemente marítimo, España dista demasiado de los principales países del ranking internacional, con una ratio de una embarcación por cada 207 personas. A modo de ejemplo, en Noruega esta cifra es de 1 a 6. Y, por lo que respecta a Catalunya, la ratio es todavía más baja, con una embarcación por cada 300 habitantes.
El sector náutico catalán tiene margen de mejora para situarse en cifras de países de nuestro entorno como puedan ser Francia, Italia, Reino Unido o Alemania. De hecho, sólo en Barcelona el clúster ha contabilizado a 1.175 empresas, de las que 250 estarían ubicadas en la capital. Existe una amplia concentración de este tipo de industrias en las zonas portuarias y, un ejemplo de ello, es el funcionamiento de la industria auxiliar al sector náutico de Marina Barcelona 92, para muchos un ejemplo a seguir.
Uno de los puntos claves es, sin duda, la formación. Varias voces del público asistente apuntaron la posibilidad de que el departamento de Educación de la Generalitat pueda incluir la cultura náutica en la enseñanza a nuestros jóvenes de manera que, en el medio y largo plazo, pueda llegar a arraigar como sucede en otros países. No obstante, también cabe mencionar la formación continuada, así como la universitaria. En este ámbito, el Tecnocampus de Mataró iniciará de cara al próximo curso un programa de Grado en Logística i Negocios Marítimos.
Otras voces apuntaron hacia la inclusión de la Marina Mercante y los órganos de Hacienda en la entidad, así como a la necesidad de dar mayor celeridad a las actuaciones que quieran realizarse a través del clúster, atendiendo a que la temporada estival de 2014 está cercana en el tiempo. Alejo Trullàs apuntó las sugerencias, al tiempo que explicó que «no deben haber limitaciones dentro del Barcelona Clúster Náutico», que procurará interrelacionar la industria náutica autonómica centrando los movimientos desde la capital catalana, como imagen de marca potente a escala internacional.