La naviera Balearia, un ejemplo de crecimiento acelerado que merecería al menos una tesina de fin de grado (Náutica, Económicas o Logística), ha tenido a bien contratar al señor Paco Núñez Moya, capitán de la marina mercante y sindicalista posmoderno y “liberado” a cuenta de la empresa, con una larga trayectoria en la Compañía Trasmediterránea. ¿Para qué? Dicen que para coordinar, ordenar y organizar las tripulaciones de los barcos de Balearia. O sea, para responder (y dar la razón al mismo tiempo), a las muchas voces, un clamor, que atribuyen los numerosos accidentes, incidentes y percances que han sufrido los buques de la naviera dianense a una política de personal que actuaba partido a partido, como en el fútbol, parcheando los problemas y colocando a capitanes, primeros oficiales y jefes de máquina como si fueran ministros o secretarios de Estado: aquí te pillo, aquí te contrato; aquí un amigo, aquí un sueldazo. Dirigir un buque no es como ocupar un despacho con secretario o secretaria. El mando de un barco resulta una tarea compleja y delicada que requiere de muchos conocimientos, habilidades y experiencia. Y cuyos errores cuestan mucho dinero y mucho esfuerzo enmendar.
La política de personal de una naviera que alardea, no sin razón, de responsabilidad social y medioambiental exigiría por lo menos disponer de una cantera fidelizada de marinos, bien retribuidos y mejor considerados. Marinos con años de experiencia en la flota y capaces, por tanto, de coger el mando o la jefatura de una unidad con garantías de éxito. Ni alumnos de náutica o máquinas aceptaba Balearia hasta hace un par de años. Con poco margen de error puede afirmarse que la empresa no había inscrito entre sus preocupaciones estratégicas contar con dotaciones bien formadas y conocedoras de sus buques. Como muestra su página en red: los directores de la naviera, más allá del gran hacedor, el presidente Adolfo Utor, son el financiero, el de operaciones y el secretario general. Ninguno marino. Ninguno ocupado en mantener unas tripulaciones cohesionadas y satisfechas.
Y han decidido contratar al señor Paco Núñez, rebotado de Trasmediterránea y con una desaseada hoja de servicios sindicales si por tal entendemos logros o avances de las condiciones de trabajo de los tripulantes. Las otrora “centrales sindicales”, federaciones de sindicatos de oficio o rama de actividad, han ido incluso por delante de los partidos políticos en su deriva hacia la ineficacia, hacia el autoritarismo, el amiguismo y la corrupción. Unos más que otros, justo es reconocerlo, es decir, UGT por delante de Comisiones, aunque a poca distancia. El señor Núñez procede de los pagos de UGT, algo que sin duda habrá de marcar su actuación en Balearia.