Largo sería detallar los numerosos galardones, medallas y títulos que Antonio Marzoa atesora tras 38 años de presidente de la Federación de Cofradías de Barcelona y 33 años de Patrón Mayor en la Cofradía de Arenys de Mar. Largo sería también contar los cargos representativos que ha ocupado (y que ocupa, desde 1975 preside la Unión Nacional de Cooperartivas del Mar), las empresas que ha creado y las iniciativas de todo tipo, ligadas siempre a la pesca, que ha desarrollado. Digamos tan sólo que quienes le conocen admiten sentir por Antonio Marzoa un profundo respèto y una gran admiración.
La conversación con Antonio Marzoa fluye al ritmo sereno de una vida colmada de sabiduría y experiencia.
P. ¿Qué piensa de la situación del sector pesquero en España y en la Unión Europea?
R. Nuestro sector, como el resto de los sectores productivos, está sufriendo las consecuencias de la situación económica en lo que respecta al consumo y consecuentemente a los precios, que han observado un considerable descenso, pero esta circunstancia se irá corrigiendo a medida que vayamos saliendo de la crisis. Otra cosa son las consecuencias de una política pesquera no demasiado bien dirigida por parte de la Comisión de Pesca de la Unión Europea que casi podríamos denominar, por algunas de las decisiones que se toman, Comisión anti-pesca. En mi opinión, son demasiados los errores que se vienen cometiendo desde las decisiones de la actual Comisaria, que causan graves perjuicios al sector extractivo, al que apenas se tiene en cuenta en sus opiniones, emitidas a través de los foros que la propia Comisión ha creado para escucharnos y que prácticamente no son tenidos en cuenta. En todo caso, armadores y pescadores hemos de seguir luchando por la defensa de nuestros criterios colectivos, sin desánimo.
P. Por lo que dice, no está usted de acuerdo con la política pesquera que aplica la Comisión Europea.
R. Digamos que soy crítico con la política pesquera que han ejecutado desde Bruselas. Desde que los Estados miembros traspasaron sus competencias de pesca a la U.E. se ha pretendido llevar a cabo una política común que había de tener como objetivos principales la explotación sostenible, respetuosa con los recursos y respetuosa también con los intereses de los profesionales que de ella viven. No ha sido del todo así. Durante años se ha aplicado una política pesquera común errónea, que no ha contentado a nadie y que ha motivado que la propia Comisión acabase reconociendo sus errores. Pero el daño ya estaba hecho y ahora seguimos por el mismo camino; se toman medidas contestadas de manera unánime por los representantes sectoriales que sólo se enmendarán cuando el tiempo les dé la razón a estos últimos. Tampoco se escucha demasiado a los científicos, antes de tomar las decisiones, ni se hacen estudios previos del estado y la evolución de los stocks antes de legislar sobre su explotación; se abusa demasiado del denominado “principio de precaución”, sin valorar previamente las consecuencias socio-económicas de la medida, que la mayoría de las veces representa pérdidas de puestos de trabajo.
P. Y con la política que aplica el Gobierno español, ¿está de acuerdo?
R. La política que aplica el Gobierno español no puede ser otra que la que marca la Comisión Europea, que es la que tiene las mayores competencias en la materia y nos consta que muchas veces desde la Administración española se ha mantenido ante Bruselas la misma postura que planteamos los profesionales a través de nuestras organizaciones representativas.
P. ¿Qué le parecen las políticas que aplican los Gobiernos autonómicos?
R. Creo que las administraciones autonómicas, desde sus escasas competencias en la materia, están haciendo, dentro de sus posibilidades, lo máximo que pueden hacer, aunque, hay que decirlo, unas más que otras. Creo que el secreto está en sacarle el máximo de rendimiento a los medios de que disponen, que son muy exiguos en las dotaciones presupuestarias destinadas a este sector. En todo caso, yo creo que debería prestarse mayor atención a los planes de gestión de ámbito comarcal, atendiendo a las distintas pesquerías y a la situación de los caladeros, llevando a cabo los necesarios estudios científicos del estado y de la evolución de los cardúmenes para regular y adaptar a ellos el esfuerzo pesquero de manera sostenible. Y en este tema, tienen las administraciones autonómicas mucho por hacer; como digo, unas más que otras. No es menos importante la necesaria atención a la formación de los profesionales y menos avidez de cobrar tasas por todo (hasta por usar un aula) que nos causa, a veces, la impresión de que nos toman más como sujetos a expoliar que como personas a formar, olvidándose de que unos y otros ya contribuimos con nuestros impuestos al sosteniendo de las administraciones que sólo tiene su razón de ser, en cuanto sean servicio al ciudadano.
P. ¿Cómo ve la pesca extractiva actualmente?
R. Es una profesión que genera puestos de trabajo, hoy tan necesarios, y que por tanto, debe potenciarse y protegerse, también como generadora de riqueza, ya que se trata de una actividad primaria, fundamental. En todo caso hemos de hacerla rentable y debe ser ejercida, dentro de esas coordenadas, que tenemos muy asumidas, de sostenibilidad y responsabilidad con la explotación de una riqueza que es un bien común.
P. ¿A qué atribuye usted los numerosos accidentes graves protagonizados por embarcaciones de pesca españolas?
R. No estoy de acuerdo con el calificativo numerosos de la pregunta. El ejercicio de la profesión de pescador, que se lleva a cabo en un medio hostil, como es la mar, ha sido siempre un ejercicio que entraña riesgo. En las últimas décadas se ha avanzado mucho en la seguridad y prevención de riesgos laborales en el ejercicio de esta profesión y las estadísticas comparativas demuestran una considerable disminución de los accidentes de trabajo en la mar. Pero como digo, es una profesión de riesgo que hay que asumir. El aislamiento de ese centro de trabajo que es el barco, en un medio hostil, como la mar, alejado de cualquier punto del apoyo logístico que puede existir en tierra, hacen que la indefensión sea mucho mayor y eso difícilmente vamos a poder cambiarlo.
P. En sus intervenciones públicas siempre ha defendido usted el modelo de las Cofradías de Pescadores, gestoras de las lonjas donde obligatoriamente han de venderse las capturas de la flota pesquera de bajura. ¿Sigue pensando que las cofradías son necesarias?
R. Efectivamente, sigo y seguiré defendiendo siempre, como llevo haciendo desde hace más de 40 años, el modelo de las Cofradías de Pescadores, como las mejores estructuras representativas de los profesionales de la pesca de bajura, en las que se encuadran, tanto a pescadores como armadores y además las pongo como modelo idóneo para la cogestión y participación del sector en las Administraciones públicas. Cierto que las cofradías como tales tienen su origen en la Edad Media, pero no son entes estáticos como estatuas de sal; se han adaptado a los tiempos para cumplir con su principal función de servir al colectivo de pescadores y armadores. Son estructuras asociativas, hoy Corporaciones de Derecho Público, que los propios pescadores y armadores nos hemos dado y que nadie nos ha regalado. Son de los armadores y de los pescadores, porque son ellos quienes las conforman. Y en cuanto a las ventas a través de las lonjas, en manos de las cofradías, le diré que, en mi opinión, el día que esto no sea así, los únicos perjudicados por el cambio, serán los propios pescadores y armadores. Al tiempo.
P. ¿Cómo ve el futuro de la pesca y del sector pesquero?
R. Lo veo con optimismo, porque los profesionales que lo conforman son gente capaz de superar todas las dificultades que se les pongan por delante. Saben capear los temporales como nadie, se endurecen cada día en el ejercicio de su profesión, que no es de broma y han sabido estar siempre a las verdes y a las maduras, y si hace falta, subsistir comiendo sólo pescado.
P. Está muy extendida la opinión de que la acuicultura sustituirá a la pesca extractiva, como la ganadería sustituyó a la caza hace miles de años.
R. No comparto esa opinión. La acuicultura, nunca podrá sustituir a la pesca extractiva. Cierto que el hombre pasó de ser cazador a ganadero, pero los bosques que la civilización le ha ido robando a los espacios de la caza, difícilmente podrán tener un ejemplo en la limitación de los mares como generadores de riqueza natural, aunque los humanos nos empeñemos en contaminarlos y ensuciarlos. Yo creo en unas generaciones futuras mucho más respetuosas con el medio natural, con el medio ambiente, y por eso confío, en que la mar, producirá cada vez más riqueza y que esta riqueza será definitivamente explotada de manera racional y sostenible. Por eso la acuicultura, ha de ser un complemento, aunque muy importante, en esa necesaria ayuda al consumo de proteínas de origen animal, que permita que ese esfuerzo sobre el medio natural sea menor.