La OMI introdujo los límites sobre las emisiones de NOx de los buques, mediante el Anexo VI del Convenio MARPOL, en tres niveles, de los cuales el III, el más estricto, supone una reducción de emisiones en torno al 70% respecto al Nivel II. Para ello es necesario introducir en los motores costosas tecnologías para la reducción de NOx en los buques o la utilización de combustibles alternativos, como el GNL.
Debido a esta circunstancia, los armadores se encuentran en un sprint en las últimas semanas del año para asegurar la colocación de la quilla de sus buques nuevos antes de la entrada en vigor de las nuevas normas y así evitar un sobrecoste que, según algunos informes, estaría entre 1,5 millones de dólares para un petrolero de productos y unos 4 millones para un VLCC.
En su último informe, Allied Shipbroking señaló que el volumen de nuevos contratos durante esta última semana está resultando mucho mayor que el habitual durante todo el año 2015. El bróker griego destacó la fortaleza del mercado de los petroleros, tanto de crudo como de productos, y de los gaseros, mientras que, como viene ocurriendo a lo largo de todo el 2015, no hay prácticamente encargos de nuevos graneleros.
Las soluciones tecnológicas para cumplir los límites de emisiones del nivel III incluyen los llamados sistemas de reducción catalítica selectiva (SCR) y los de recirculación de gases de escape (EGR), o bien, el uso de GNL como combustible.
El número de buques que cumplen los requisitos del Nivel III ha pasado de 74 a comienzos de 2005 a más de 300 a principios de diciembre de 2015, pero sigue siendo una proporción muy pequeña de la flota mundial (0,4%). Según datos de Clarksons Research, en la actualidad existen 306 buques equipados con sistemas de reducción de NOx (el 95% de los cuales usan sistemas SCR) y 79 buques que pueden funcionar con GNL como combustible.
