Uno de los problemas marítimos que tiene España, no el menor, reside en la excesiva influencia que ejerce Puertos del Estado sobre los gobernantes. Para los políticos, el tema económico y el rédito mediático que aportan los puertos resultan determinantes a la hora de tomar cualquier decisión marítimo-portuaria. También ellos ignoran, al parecer, que los puertos son auxiliares de los buques y que sin éstos, los puertos no existirían.
Veamos un ejemplo, ahora de actualidad, sobre la infausta influencia de los puertos sobre la política marítima. El fondeadero de la ría de Ares era, desde siempre, competencia y responsabilidad de la autoridad marítima de La Coruña, pero hace unos años, por la presión ejercida por el puerto de Ferrol con el argumento de que necesitaba crecer, ser más competitivo, captar más tráfico, en fin esa retórica, necesitaba al menos una parte del fondeadero de Ares. Ferrol y Puertos del Estado, tangenteando a la Dirección General de Marina Mercante (DGMM), convencieron a los cargos del Ministerio de Fomento presidido por la señora Ana Pastor. Así que en octubre de 2012, Fomento publicó en el BOE la orden que modificaba los espacios y usos del puerto de Ferrol, al que se agregaban, como zona de servicio terrestre, unos 10.000 metros cuadrados del municipio de Mugardos y una parte de la lámina de agua de la parte norte de la ría de Ares, que pasó a depender de la Autoridad Portuaria de Ferrol. Fomento aprobó también que la otra parte del fondeadero de Ares quedara incorporada a la zona de servicio de la Autoridad Portuaria de La Coruña.
La maniobra del puerto de Ferrol, presidido por José Manuel Vilariño, maestro de escuela y ex concejal del ayuntamiento ferrolano, obligó a las Capitanías Marítimas de Ferrol y La Coruña, y a Sasemar, a adaptarse a la nueva distribución administrativo-portuaria.

El quimiquero BLUE STAR varado en Ares
No era muy difícil prever que esa distribución de competencias podría acarrear serios problemas, cuya advertencia evitaron -los del Ministerio y los de Puertos del Estado- obviando la lógica consulta a la Autoridad Marítima Nacional, es decir a la DGMM. Imaginemos un buque fondeado en la zona de Ares competencia del puerto y la Capitanía Marítima (CM) de La Coruña. Ese buque, del que estaba pendiente la CM de La Coruña, garrea, nada inusual con temporal, y deriva hacia la zona de competencia de Ferrol, hasta embarrancar. El BLUE STAR sin ir más lejos. A la Capitanía Marítima de Ferrol el problema le cae de improviso, de modo que cuando están en disposición de tomar alguna decisión, el buque ya reposa encima de las piedras. Aunque los técnicos de Sasemar puedan tomar decisiones operativas, como activar determinados recursos por razón de urgencia, no olvidemos que son las autoridades marítimas las únicas que pueden decidir sobre la gestión de una emergencia.
La CIAIM investigará sin duda el siniestro del BLUE STAR y es de esperar que analice ese reparto de las aguas de Ares y su incidencia sobre la desgracia del quimiquero embarrancado. Y proponga poner fin a esa situación. Porque si no, podemos tener otro accidente similar en parte producido por la confusión de responsabilidades: que te toca a ti, no que a ti… Y así.