Las estrofas de la oración anglicana Amazing Grace se rezaron por primera vez el 1 de enero de 1773 con ocasión del sermón de Año Nuevo que dio el británico John Newton (1725-1807), párroco de Olney (Inglaterra). Se ignora si entonces también fueron cantadas, pues su primera partitura conocida data de 1835, cuando William Walker adaptó con gran acierto dicho poema religioso a la canción tradicional “Harmony Grove” con tonadilla “New Britain”.
Amazing Grace es una de las canciones cristianas más conocidas, siendo celebérrima en el mundo anglosajón, sobre todo en Estados Unidos, transcendiendo sus diferentes credos (anglicanos, metodistas, presbiterianos, católicos…). Empezó a popularizarse a principios del siglo XIX, pero hasta después de la II Guerra Mundial no se convirtió en un ícono, tanto para los actos de dolo colectivo (por ejemplo en el 11-S, 2001) como de los movimientos de protesta y reivindicativos (“Black Lives Matter”, funeral de George Froyd, 2020). De hecho, es una canción emblemática de la comunidad negra estadounidense, quien le aportó el estilo góspel.

El éxito de Amazing Grace se debe a la sinceridad expresada en primera persona por su autor John Newton, quien durante casi dos décadas estuvo involucrado directamente en la trata negrera, llegando a ser capitán barcos negreros durante sus cuatro últimos años de marino. Al componer dicha oración no confiesa el motivo de su arrepentimiento: su brutal iniquidad con las personas esclavas. Pero 15 años después dio por fin la cara al publicar “Pensamientos sobre la trata de esclavos” (1788) contribuyendo, presionado por su amigo el joven político William Wilberforce, a que el Reino Unido la aboliera en marzo de 1807 (“Slave Act”), nueve meses antes de que falleciera John Newton.
La popularidad del Amazing Grace tiene como trasfondo el ser la sencilla narración de una penosa experiencia personal, con la cual poco o mucho todos podemos identificarnos por haber hecho sufrir a otros, al tiempo de tener remordimientos por ello, sentimientos ambos profundamente humanos que este canto religioso logra aflorar. Además, dicha oración ofrece una salida, da una esperanza, a los peores momentos y horas bajas de nuestras vidas merced no tanto al arrepentimiento personal o colectivo como a la amazing grace (sublime/asombrosa gracia) de la misericordia divina. El mensaje de la canción es rotundo: por muy vil que haya sido, quien pretenda salvarse siempre puede contar con la ineludible gracia divina para sobreponerse.
Un marino esclavo de su tiempo
John Newton fue un marino que estuvo involucrado en la trata de esclavos desde que embarcó por primera vez con 11 años en el barco que comandaba su padre, hasta que por motivos de salud, siendo un capitán experimentado en la trata, se colocó en el puerto de Liverpool de inspector de mareas, lo que venía a ser inspector de aduanas (1755). Salvo el corto periodo que estuvo enrolado en la Royal Navy, hasta los 29 años no se dedicó a otra cosa que a negrero, también durante el tiempo que estuvo en la costa de Sierra Leona: De grumete a capitán, pasando por primer oficial (1749) del infame capitán Jackson conocido por su impiedad a bordo con los esclavos. Daba igual sus buenas intenciones, Newton siguió trabajando en los barcos negreros después de su conversión religiosa motivada por sobrevivir a un fuerte temporal (1748). Incluso tras dejar el mar se enriqueció con la esclavitud a través de sus inversiones en los negocios del azúcar y, sobre todo, en las actividades de su sempiterno mentor Joseph Manestey, armador negrero que le facilitaba los embarques y dueño de plantaciones esclavistas en Florida.

Así hasta que en 1864 fue ordenado sacerdote. Ni con esas se arrepintió públicamente de su nefando pasado, ni se hizo abolicionista hasta que al cumplir 63 años publicó “Pensamientos”. Fue, pues, un esclavo de su tiempo. La predominante complacencia moral de su época con la trata explica que Newton no viese incompatibilidad incluso entre rezar a bordo como buen cristiano y mandar un barco negrero. Su proceder encajaría con los más controvertidos personajes de Joseph Conrad.
Unas afortunadas estrofas
Amazing Grace es uno de los cientos de poemas religiosos que escribió John Newton en colaboración del poeta William Cowper (“Himnos de Olney, 1779) y el único que ha tenido una fortuna espectacular. Su anodino y largo título original “Fait´s Review and Expectation” fue suplantado por las dos palabras de los primeros compases de la canción. Y aunque no consta, pronto se convirtió en una canción muy versionada, se cuentan por miles, y en cuanto se hizo muy popular (figura en “La Cabaña del Tío Tom”, H. Beecher Stowe, 1851), los grandes de la canción le ofrecieron su impronta. Elvis Presley en 1971, por ejemplo. Por la misma, ha sido traducida. En español contamos, entre otras, con la de Arnaldo Castillo/Danilo Montero, y en catalán la de Mónica Naranjo “Avui vull agrair” , versiones ambas que traducen el texto a su manera.