La pandemia vírica del Covid-19 ha puesto de manifiesto de forma dramática el olvido que la sociedad y las autoridades políticas mantienen respecto a los marinos mercantes. El comercio marítimo ha constituido una de las claves para que los efectos de la pandemia no fueran peores, tan esencial como los servicios sanitarios, las fuerzas de seguridad o el transporte terrestre. Los buques nos han traído las mascarillas y el material que no producíamos en España. Los buques han seguido importando y exportando las mercancías que necesitábamos y los productos cuyos excedentes precisábamos vender. Y todos esos buques se han movido porque a bordo iban capitanes y tripulantes que los dirigían desde el puerto de carga al puerto de descarga.
Sin embargo, los marinos hemos sido ignorados, castigados por el olvido de las autoridades. Por supuesto, nadie pensó en los hombres de mar para ser vacunados como personal esencial, pero más allá de eso los marinos han visto prohibido su desembarco para regresar al hogar de vacaciones y han permanecido a bordo durante doce, catorce, dieciséis meses sin poder salir del barco. A los casos positivos, se les confinaba a bordo sin atención médica adecuada y se les prohibía incluso atracar en puerto; fondeados y lejos. Como es lógico, hubo algún muerto a bordo, por el virus o por otras causas, y los buques tuvieron prohibida la entrada en todos los puertos donde llamaron para, al menos, desembarcar el féretro, una situación dramática. Que los entierren en el mar, dijeron los cobardes y los canallas.
Claro que hubo voces que intentaron ser escuchadas por las autoridades, asociaciones de marinos de Vizcaya, de Cataluña y de otras partes; corporaciones y federaciones de prácticos; la misma Organización Marítima Internacional se pronunció al respecto. Sin éxito. Lo importante era analizar la curva, el pico y el porcentaje, ponerse medallas, y aplaudir a unos sanitarios con empleos precarios y mal tratados laboral y económicamente.
Y en medio de tanta estulticia y de tanta miseria moral, un puerto y unas autoridadades plantaban cara a la situación, con valor y personalidad.

DAR EJEMPLO
El ALIS es un bulkcarrier, un buque especializado en transportar cargas a granel, cereales, minerales, conocidos como las mulas de mar. Buques de considerables dimensiones, comparables a los superpetroleros. El ALIS, sin embargo, era un granelero (relativamente) pequeño, con capacidad para cargar unas 57.000 toneladas, 190 metros de eslora y 32,3 metros de manga, construido en 2013 y en la actualidad matriculado en las Islas Marshall. Entró y atracó a Algeciras en junio de este año procedente de Gibraltar donde, fondeado, había cargado combustible sin que nadie subiera a bordo, ni se permitiera a nadie salir del barco. Había notificado varios casos de tripulantes afectados, al parecer, de Covid-19, pero le habían negado cualquier asistencia.
En la tarde del 11 de junio, a través del consignatario, el capitán al mando de ALIS, Leonid Kornyeyev, enviaba al capitán marítimo de Algeciras, Julio Berzosa, el siguiente correo electrónico:
We are much appreciated for Your good and in Time assistance. Many Thanks for Your kind attention for Seaman. We are wish You and Yours families – Best Wishes, Good health!
[Les estamos muy agradecidos por su gran ayuda. Muchas gracias por su magnífica ayuda a los marinos. Les deseamos lo mejor a ustedes y a sus familias. Salud!]
El funcionario español respondió de inmediato:
It has been to hard to come up this answer. Many thanks for your apreciable help. Tell the captain that Algeciras Authorities are the only around the World for assisting seamen. Kind regards. Julio Berzosa Navazo
[Me ha costado escribir esta respuesta. Muchas gracias por su ayuda. Digale al capitán que las autoridades de Algeciras son las únicas en el mundo que prestan asistencia a los marinos. Saludos cordiales]
Tal vez, el ingeniero naval Julio Berzosa, capitán marítimo de Algeciras, haya exagerado y sea posible encontrar en el mundo otro puerto donde no se deje a los marinos tirados en estos momentos de zozobra, pero lo cierto es que el puerto de Algeciras, su Autoridad Portuaria, Sanidad Exterior, los prácticos, los estibadores y los trabajadores y empleados portuarios no han cerrados sus puertas a ningún barco, a ningún marino que necesitara ayuda. Hay ejemplos sobrados. Y eso es posible que no lo pueda decir ningún otro enclave.

Cuando el ALIS, con tripulación renovada salió el 14 de junio del puerto de Algeciras, su naviero envió al capitán marítimo el siguiente correo electrónico:
Dear Mr Julio Berzosa Navazo. Following the sailing of the subject vessel from your port, we would like to take the opportunity to thank you for all your assistance and understanding throughout this challenging situation. Please accept this short but sincere message, as the least we can do to express our deepest appreciation. Thank you and kind regards. With Best Regards. All Crew and Master of mv ALIS.
[Tras la salida del buque desde su puerto, queremos aprovechar la oportunidad de agradecerle toda su ayuda y comprensión a lo largo de esta difícil situación. Acepte este breve pero sincero mensaje, lo mínimo que podemos hacer para expresar nuestro más profundo agradecimiento. Gracias y saludos cordiales. Con los mejores deseos. Toda la tripulación y el capitán del buque a motor ALIS.]
En medio, el 12 de junio, Julio Berzosa, sin duda un hombre modesto, enviaba el siguiente correo a los ejecutivos de la Autoridad Portuaria, los prácticos y Sanidad Exterior del Puerto Bahía de Algeciras con quienes había gestionado la asistencia a la dotación del ALIS:
Como podéis ver más abajo vuestro gran puerto ha atendido con dignidad los requerimientos del capitán del buque, para que los cinco miembros de su tripulación hayan recibido asistencia sanitaria adecuada, con resultado satisfactorio. Además, España ha permitido que el buque pueda cambiar la tripulación. Es decir, que una vez más vuestro puerto ha atendido a los tripulantes enfermos. En esta operación como ya en tantas otras el único puerto que ha atendido a los enfermos y al buque ha sido el vuestro. Y España ha solucionado el problema que tenía el buque al ayudar a cambiar su tripulación.