El buque KARIM ALLAH fue diseñado para el transporte de ganado vivo (o sea es un livestock carrier), construido en 1965, con 82 metros de eslora, 14 de manga, y 1.722 toneladas de peso muerto. La larga y azarosa vida de la nave, mareada por sucesivos armadores, se ve compensada por la fidelidad a un único pabellón, el de Líbano. Superado con creces el otoño de su existencia, la vida del KARIM ALLAH transcurría mansa y trivial, casi anodina; hasta que llegó a Turquía cargado de vacas y terneros embarcados en el puerto de Cartagena (Santa Murcia, España) y las autoridades del país anatolio decidieron que la documentación de los animales no estaba en regla, de modo que no permitieron su desembarco. El armador del buque, Talia Shipping Line (no confundir con el propietario registral de la nave, Khalifeh Livestock) decidió regresar con el ganado a España. Y de esa decisión, sumada a la decisión de las autoridades turcas, surge el lío (problema para unos, conflicto para otros, preocupación para casi todos).
¿Tenían razón los turcos al rechazar la carga por defectos en la documentación de las bestias? Pues, no está claro. ¿Tienen razón las autoridades españolas al no permitir el desembarco de los animales de vuelta, a menos que sean sacrificados sólo poner la pezuña en tierra? Pues, bueno, hay normas cuyo cumplimiento… etcétera.
Lo que sin duda hay es, al menos, un millón de euros en juego, según la declaración de los abogados del naviero o armador; y por encima de eso, seamos serios y compasivos, está el sufrimiento de las vacas, que lógicamente no comprenden los líos en que se enredan los humanos (esos animales que caminan a dos patas).
Los animalistas andan ya enredando la situación con comunicados, demandas, exigencias y lo que haga falta para que a las vacas no les falte de nada. Han de estar limpias, bien alimentadas, con la cama en condiciones, espacio para moverse libremente, esas cosas y derechos que les protegen de los líos y de la condición humana.

Con el buque en puerto, el armador ha decidido someter a los animales a diferentes análisis con el objetivo de demostrar que las vacas están libres de la fiebre aftosa, el mal de la lengua azul y de los virus y las bacterias que prefieren una buena ternera a un humano de edad avanzada. Y si los análisis salen bien (para el armador), buscarán comprador en algún lugar cercano donde no haya anidado todavía la burocracia turco-europea.
Es probable que alguno de ustedes se pregunte por la dotación enrolada en el KARIM ALLAH. Yo me lo pregunto. Y me pregunto cuanto tiempo tardarán las organizaciones sindicales en defender sus derechos, que también los tienen, aunque los medios de comunicación prefieran publicar las quejas de los animalistas que las protestas de los sindicalistas.
¿Tendrá consecuencias esta historia de vacas, burócratas y un viejo barco de 55 años?, ¿consecuencias para el sector ganadero español?, ¿para el puerto de Cartagena?, ¿para Khalifeh Livestock y para Talia Shipping?, ¿para el ganado y los tripulantes embarcados? ¿Qué prevé la normativa vigente para estos casos? Pues eso.