Todo marino sabe que después de la tempestad viene la calma, y parece que por fin las negras nubes empiezan a abrirse. Dice que Dios aprieta pero no ahoga. Puede, pero esta vez el golpe ha sido terrible. Muchos han tenido que ver como seres queridos marchaban solos, sin ni siquiera el triste consuelo de un adiós. Negocios trabajosamente creados tras años de esfuerzo ven su futuro –y el de las familias que en ellos trabajan- en la cuerda floja.
Dicen que el sabio ve los problemas como oportunidades. No es fácil, sobre todo para los que prácticamente van a tener que comenzar de cero. A nadie se le escapa que sale del confinamiento una sociedad diferente de la que entró. Al general de las empresas, incluso muchas relacionadas con las tecnologías de la información, les costaba aceptar el teletrabajo. Eso de que el jefe no pudiera ver si el empleado curra o se rasca la panza con sus propios ojos costaba, por más evaluable que pudiera ser el rendimiento del currante por el volumen o la calidad de su trabajo. Hemos visto que en muchísimos casos no es necesario desplazarnos para realizar nuestra tarea, basta una buena conexión a internet. Incluso hay emprendedores que están creando nuevos negocios sin salir de su domicilio.
¡Caramba! Y parecía que internet solo servía para ver vídeos de gatitos. Muchos no éramos conscientes que llevábamos en el bolsillo el conocimiento de la biblioteca de Alejandría, la capacidad de viajar a todas las partes del mundo de forma instantánea, de hablar todas las lenguas.
Solo podemos empezar a intuir como serán los museos o las escuelas del día de mañana. Pero sí que sabemos el conocimiento que contendrán. Aquel que nos pasaron nuestros padres, que vamos a transmitir a nuestros hijos.
Primera Jornada Histórica de la Armada
Como muestra un botón: el día 5 de mayo, el Instituto de Historia y Cultura Naval quería conmemorar en una conferencia la navegación de la armada de Ramón Bonifaz por el Guadalquivir. Año atrás, estos actos quedaban solo para las ciudades donde un museo o universidad podía organizarlas. Hoy podemos verlos desde cualquier parte del mundo. Adjunto la información de la Armada con los detalles de la exposición, que recomendamos a los interesados en la mar… de todo el mundo.
Conmemoración de la Rotura del puente de barcas de Sevilla por la Armada de Ramón Bonifaz
El pasado 3 de mayo se cumplieron 782 años desde que una Armada de la Corona de Castilla, reunida en el Cantábrico y puesta al mando del burgalés Ramón Bonifaz, embestía las cadenas que defendían el río Guadalquivir y rompía el puente de barcas que permitía que llegaran todo tipo de auxilios a Sevilla, entonces sitiada por Fernando III el Santo. Con esa acción, se completó el cerco de la ciudad, que se rendiría a los pocos meses.
Casi ocho siglos después, la moderna Armada de hoy reconoce que en estos hechos, al igual que en los protagonizados por la marina de la Corona de Aragón en las Islas Baleares algunos años antes, se encuentra una parte sustancial de sus raíces.
Los marinos del siglo XXI somos herederos de las glorias de quienes nos han precedido, sirviendo a la España que había de ser, desde la cubierta de los buques de las coronas de Aragón y de Castilla. Ambas coronas demostraron una profunda vocación marítima en la baja Edad Media, Castilla orientada hacia el Mar del Norte, el Estrecho y, más adelante, el océano Atlántico; Aragón hacia el Mediterráneo.
El origen de la Armada
Esta estatua de Ramón Bonifaz, en el monumento que Sevilla dedica a Fernando III el Santo, rinde homenaje a quien la tradición reconoce como el primer almirante de la Armada de Castilla.
Quienes servimos hoy en la Armada no renunciamos a considerar como nuestros, a valorar el ejemplo y a sentir el estímulo de marinos como Cristóbal Colón, Juan Sebastián de Elcano y, aún antes que ellos, de los dos grandes almirantes que más hicieron por abrir para España los caminos de la mar: Roger de Lauria, protagonista decisivo de las victorias por mar de la Corona de Aragón a finales del siglo XIII y, unas pocas décadas antes, Ramón Bonifaz, que dio los primeros pasos que abrirían para Castilla las costas de Andalucía.
Tratando de reforzar estas raíces, y reconociendo el papel de la historia como factor de cohesión de pueblos e instituciones, el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada (Ajema) ha ordenado dedicar una jornada al año, la Jornada Histórica de la Armada, a que los miembros de la institución y quienes quieran acompañarnos desde la sociedad civil, volvamos la vista al pasado y recordemos de dónde venimos.
La crisis sanitaria que atravesamos impide celebrar esta primera Jornada Histórica con los actos que habríamos querido programar, tanto internos en las unidades, como de cara al público general, en recuerdo de la hazaña de Ramón Bonifaz. Sin embargo, el Instituto de Historia y Cultura Naval programó una conferencia que se emitió en formato ‘webinar’ a través del canal de YouTube de la Armada el pasado 5 de mayo.
Los marinos celebramos la fecha con el espíritu que recoge el artículo 21 de las Reales Ordenanzas: “Los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. El homenaje a los héroes que la forjaron y a todos los que entregaron su vida por España es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra”.
El escudo de Santander, como el de otras villas del Cantábrico que también proporcionaron naves a la Marina de Castilla -Santoña, Laredo, Avilés y Comillas- y el de la propia comunidad autónoma de Cantabria, da testimonio de la hazaña de Bonifaz casi ocho siglos después.