Algo estamos haciendo muy. Pero que muy mal… Las ciencias adelantan que es una barbaridad, y así un médico no es tal, sino cirujano ortopédico plástico. No le hables de un constipado. Es normal. Ciencia y arte son tan amplias que nos harían falta muchas vidas para comprenderlas.
Qué envidia al pensar en l’uomo universale del Renacimiento. Leonardo, Galileo, Churruca, Hedy Lamarr, Bermejo comprenden, como dijo el poeta, que, sin todo, solo nos queda la nada. No hay ya oficios donde puedas mirar más allá de un estrecho conocimiento de especialista, donde se tenga que ser a la vez técnico y político, maestro y capitán. No quedan o, al menos, sobre la faz de la tierra.
Saludamos desde NAUCHERglobal al Capitán de Navío Javier Moreno, comandante naval de Barcelona.
Por favor, cuéntenos un poco su trayectoria profesional.
Nací en Cartagena en 1959. En agosto de 1987 recibo el despacho de Alférez de Navío. Hasta el año 2000 mi carrera es pasar por toda la flota: las fragatas clase Santa María, clase Baleares, las corbetas Descubierta y patrulleros de altura. Participé en la operación “Sharp Guard” de embargo a la ex-Yugoslavia, y en las operaciones de protección de nuestra flota pesquera en Terranova, en la llamada Guerra del Fletán.
Posteriormente pasé a destinos en tierra: cinco años en el Estado Mayor de la Armada, tres meses en USCENTCOM en Tampa, Florida, como oficial de operaciones navales, tres años en el Estado Mayor Internacional (IMS), CG de la OTAN en Bruselas, y dos años en la División de Estrategia y Planes, del EMAD.
Y de vuelta a la mar. Como oficial de Estado Mayor permanecí un año embarcado en el buque de mando del SNMG1, participando en la Operación Art. 5, “Active Endeavour”. Como comandante he mandado el patrullero CONEJERA, los buques de investigación oceanográfica antártica LAS PALMAS y HESPÉRIDES, y la 41ª Escuadrilla (fragatas de la clase Santa María).
De junio a diciembre de 2016 fui jefe de operaciones, del C.G. (OHQ) operación “Sophia” en Roma, liderando, entre otros asuntos, el adiestramiento de la Guardia Costera Libia. Del 31 agosto al 14 de diciembre de 2017 fui designado contralmirante, Comandante de la Fuerza Naval de la UE en la operación “Sophia”. Tras un breve paso por la Dirección de Enseñanza Naval, desde el pasado 1 de agosto soy Comandante Naval de Barcelona.
Y estoy casado con Paloma, tenemos tres hijos y tres nietos, Al último, nacido durante el coronavirus, lo conozco gracias a las tecnologías virtuales.
Si me lo permite me fascina lo que me cuenta: puente – mesa de despacho – puente. Por una parte diez años en diferentes estados mayores. Por otra, mandos en buques tan especializados como LAS PALMAS o HESPÉRIDES, para ser después contraalmirante al mando de la operación Sophia. ¿Cómo se prepara uno para asumir estas responsabilidades tan dispares?
Esta alternancia es precisamente la base de la preparación. Es clave que tengamos un mando a flote en cada uno de nuestros empleos. Todo, todo lo que es la Armada depende de los barcos. Son nuestra razón de ser. Tenemos un viejo chiste entre los compañeros: que felices seríamos sin ellos –sonríe bajo la mascarilla-, porque entonces en tierra no habría nada que hacer… El estado mayor te da una preparación operacional, pero la táctica solo la puedes obtener a bordo de un barco. La oferta de la Armada es muy amplia y hay funciones para todos los que tengan ganas de trabajar y la capacidad de cualificarse para los diferentes puestos.
Pero quien quiera aspirar a llegar a lo que en una empresa sería la dirección tiene que dominar ambas facetas. Por supuesto que los más altos responsables están asesorados por especialistas, pero es imprescindible esta visión global, que dan los días de mar.
Tenía que haber empezado por aquí: Benvingut! Cuéntenos un poco las funciones de la Armada en Catalunya.
Sabe usted que la gran división en la armada es: Cuartel General, la fuerza y el apoyo a la fuerza. Entrando en la fuerza, si usted separa las unidades que podríamos llamar de combate queda otra parte, que es la Fuerza de Acción Marítima. Aquellas personas y medios que la Armada dedica a ejercer la acción del estado en sus espacios marítimos de interés. Y va desde los intereses de España en la Antártida hasta la Ayudantía Naval de Roses. Hablo de Comandancias Navales, Ayudantías, patrulleros, buques de investigación oceanográfica como el HESPÉRIDES, el buque escuela JUAN SEBASTIÁN ELCANO, el Centro de Buceo de la Armada, el Instituto Hidrográfico -encargado de levantar y actualizar las cartas náuticas de nuestros espacios de interés, etc…

El Comandante Naval de Barcelona, bajo la supervisión directa del Almirante Jefe de la Fuerza de Acción Marítima, vicealmirante Juan Sobrino, tiene bajo mando directo la Ayudantía Naval de Roses y competencia en asuntos tales como representación institucional de la Armada en las provincias de Barcelona y Girona, apoyo a las unidades de la Armada en misiones de vigilancia en aguas costeras, apoyo en las escalas del buques de la Armada y de otras marinas, protección del patrimonio arqueológico submarino, con especial atención a los buques de estado. Estudiamos el impacto que obras como nuevos puertos o proyectos de mejora o ampliación pudieran tener en intereses estratégicos. Coordinamos con los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil la desactivación de explosivos en la mar y línea de costa, tramitamos expedientes de hallazgos, asumimos nuestra responsabilidad, caso de requerirse, en el Sistema Naval de Cooperación y Guía de Tráfico de buques mercantes, entre otros.
En resumen, nos interesamos por todos los asuntos relacionados con el entorno marítimo, defendiendo los intereses de España y las gentes de la mar. Para ello nos es muy importante mantener una relación permanente y fluida con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y autonómicos, y con los organismos estatales y autonómicos de la Administración en Catalunya.
Yugoslavia. Libia. ¿Alguna vez, si quiere usted contar, ha estado el corazón a punto de romper el uniforme?
Somos profesionales y no puedes permitirte perder el control de la situación. Como contralmirante, comandante de la Fuerza Naval de la UE en la operación Sophia para la lucha contra el tráfico de personas en el Mediterráneo, mi estado mayor lo componían 35 miembros de diversos países de la UE, y la fuerza unidades de superficie, aéreas y submarinas, de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Portugal, Luxemburgo y España.
Al tomar el mando me dijo mi jefe: “tomes la decisión que tomes, es la buena”. En la mar no puedes esperar a recibir una confirmación, aún a sabiendas de que todo acto va a tener repercusiones internacionales. Y que mañana tus decisiones estarán sobre una mesa en Bruselas. Cabeza fría.
En cuatro meses rescatamos de la mar a 5.600 personas. Puede imaginar usted nuestros sentimientos al acercarnos a una patera en la que todos estaban desnudos, ateridos, sin haber comido o bebido en días. Venían con enfermedades que para nosotros son cosas casi medievales, como la sarna… O cuando te decía el médico de a bordo que todas las mujeres, todas, habían sufrido abusos. Pero recuerdo con orgullo, con emoción, que tenía que ir obligando a ir a descansar cuando terminaban su guardia, y me pedían por favor seguir en el puesto que quedaba trabajo. Lo mejor de la Armada: nuestra gente.
Que en el siglo XXI sean necesarias operaciones como Sophia pone los pelos de punta. Este Mediterráneo del que sólo vemos las playas es un polvorín. ¿No le parece a usted a veces que somos incapaces como sociedad de percibir una visión global que nos lleve a una solución seria en vez de rasgarnos las vestiduras y luego mirar hacia otro lado?
Es un tema que no podemos simplificar a nivel operacional. Tiene que ser considerado al más alto nivel internacional, teniendo en cuenta que toda acción va a tener un impacto muy importante en relaciones internacionales.
Por algún triste motivo, la ignorancia de “Juan Ciudadano” sobre las operaciones navales en las que la Armada participa es supina. Y de la pesquera, otro día hablaremos, que parece que la sardina se cultiva en barbecho. Tan cerca de la mar, tan lejos. Entono el mea culpa en mi papel de plumilla. ¿A nadie interesa el día a día de nuestros mares, el trabajo de nuestros barcos?
La mar es un medio hostil, se lo aseguro. Lejos del romanticismo, de un ocaso o una amanecida en la mar, le aseguro que la mar es dura. Es igual que en el campo: hoy día queremos que nuestros hijos sean ingenieros, tengan un buen sueldo, duerman en casa todos los días y estén seguros. El reto es enseñarles que la Armada puede ofrecer un futuro bonito, de prestigio, diferente y apasionante. La gente en la Armada se puede quejar de la dureza de la vida en la mar, del escaso sueldo, pero nunca he oído a nadie decir que no sea una carrera bonita.
Ha sido usted maestro en la Dirección de Enseñanza Naval. Tiene usted ahora diez segundos para dar una única lección…
La Armada imparte alrededor de 800 cursos anuales, bien de formación o bien de perfeccionamiento, con una máxima: búsqueda de la excelencia. Que el alumno esté preparado para cumplir su cometido con eficacia al llegar a bordo. Mucho han avanzado en esto tanto la Armada como la sociedad. La vida del marino actual es una formación continua. La pandemia ha puesto sobre la mesa esa necesidad de excelencia en la formación, que, la teníamos, y de hecho nos ha permitido seguir formando online desde el propio domicilio, salvando este terrible año, 2020.
Me dijo una vez un compañero suyo que el primer mando es como el primer beso. LAS PALMAS, HESPÉRIDES, 41ª Escuadrilla. Pero también mandó usted el patrullero CONEJERA. Como dijo Víctor Sanjuán, ¿cuándo pensó por primera vez “soy capitán”?
Efectivamente lo pensé en ese mando. El primero. Un barco pequeño que se movía como un diablo, pero con una magnifica dotación. Le aseguro que una vigilancia nocturna en el estrecho de Gibraltar, con la responsabilidad de la seguridad de tus hombres y mujeres y del cumplimiento de la misión, sin nadie por encima a quien preguntar, es el momento cuando te das cuenta que eres el comandante, que debes tomar decisiones y eres el único responsable. Para bien o para mal.
También estuvo usted en aquella llamada, no sin cierto gracejo a pesar de lo serio, Guerra del Fletan. No tuvo que ser misión fácil, imagino con mucha mano izquierda pero con pie en pared.
Hubo gracejo, pues nuestros barcos no eran como los canadienses. Con muy buen sentido se decidió el envío de buques de perfil más sencillo para contener una posible escalada de la crisis. Pero le aseguro que el gracejo se acabó cuando el primer buque de la Armada entró en la zona. No hubo más apresamientos, y nuestros pescadores lo agradecieron de corazón. Le aseguro que alguna maniobra de interposición con mar muy dura. Fue, digamos, compleja.
Por otra parte también ahí, y por supuesto en todos los mares, otra función de la Armada es dar soporte al durísimo trabajo de la pesquera. Cuando un enorme anzuelo se clava en el brazo de un marinero o una estacha que falta le provoca graves facturas en alta mar una ayuda a tiempo puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Recuerdo también el respeto de nuestros compañeros de la Armada canadiense, pues todos éramos conscientes de que era un tema político y a ese nivel se resolvería. Creo que la respuesta graduada del Gobierno a la crisis fue un acierto. No sé qué hubiera pasado si hubieran mandado una fragata en vez de un patrullero de vigilancia de pesca.
Barcos sin capitán. Y, con la Covid-19, a la que nos descuidemos, sin pasaje. En pocos meses un paradigma que parecía estable se nos ha fundido en las manos. Parece que lo único estable es el cambio. ¿Estamos, en su opinión, preparados para ello? ¿Qué espera a los marinos del futuro? ¿Cabe pensar en un puente sin personas?
¿Quién estaba preparado para esto? Como he dicho antes, en la Dirección de Enseñanza Naval, se reaccionó y se finalizaron el 80% de los cursos programados. En cuanto a la Covid-19 en las unidades en complicado. Requiere una cuarentena previa al embarque, análisis… El gran problema son los despliegues de larga duración, donde la dotación no puede pisar tierra, pero en fin, las condiciones a bordo también han mejorado.
Y si hablamos de los buques autónomos, piense usted que en un barco de guerra únicamente un 20% se dedican a temas operativos, siendo el 80% de la tripulación apoyo. No hablamos de un mercante cuya misión es siempre navegar en tránsito. Nuestras misiones son impredecibles Eso obliga a llevar el personal y medios para reparar cualquier avería a bordo, no sabes cuándo podrás volver a tu base. El desgaste del material en la mar es grande, y los mantenimientos y reparaciones continúas. Creo, que en el corto-medio plazo, la Armada seguirá necesitando de su mejor valor: su gente
Ahora viene la pregunta difícil. Tiene usted tres nietos. Si le dijeran “avi, que me quiero hacer marino”. ¿Qué les diría?
Le preguntaría muy seriamente si de verdad lo quiere. Es una carrera de vocación. Te tiene que gustar, sueldo escaso, mucho trabajo, estudio y esfuerzo pero, si te gusta, puedes ser el hombre o la mujer más feliz del mundo. Definitivamente, la respuesta es sí, yo les animaría a la aventura.