Parece increíble si uno se para a pensar, la velocidad con la que se transmiten no solo las noticias, sino las consecuencias de los actos humanos en todos los aspectos de nuestra vida.
En lo que nos afecta: las cadenas de suministro: buques parados en puertos asiáticos sin entrar en puertos chinos; mercancías que no se embarcan y que no llegarán a sus destinos en el tiempo previsto, trastocando la previsiones y planes de las cadenas logísticas y en consecuencia la entrega de los productos finales a los consumidores, sean productos derivados del cerdo de origen español en China, o congelados de pescado de origen chino en España… La fragilidad de la cadena es asombrosa y su dependencia de factores externos como es el caso de este coronavirus no deja de ser extremamente preocupante a la hora de considerar el bienestar de la humanidad.
¿Es razonable ser tan dependiente de unos sistemas tan frágiles como se demuestran las largas cadenas de suministro? La respuesta, a día de hoy, es que sí.
Los productores de diversos países pueden afrontar los costes de su producción con la certeza de llegar a mercados extensos y con los servicios de una bien experimentada cadena de transporte. Cierto es que factores exógenos pueden –súbitamente, como es este caso- afectar temporalmente a mercados importantes. Los efectos del coronavirus comenzaron a sentirse hace 10 días y están llegando a su clímax. Parece que, en poco tiempo, habremos pasado el pico de la epidemia.
Los estudiosos extraerán las consecuencias de este parón en los intercambios mundiales que, en lo que afecta al comercio marítimo –desde y hacia China- y otros países de extremo oriente tendrá una gran incidencia y se verán sus consecuencias en la cifras de intercambio del primer trimestre de 2020.
Las voces de los expertos avisan de pérdidas del 0,7% del PIB, que traducen en un descenso de 7 millones de TEUs a mover en el primer trimestre de 2020 en puertos chinos pero una lección importante de todo ello es ver con satisfacción la rapidez con la que la sociedad universal ha reaccionado al asunto y cómo rápidamente y progresivamente las cadenas de transporte retoman sus hábitos que nos van a hacer recibir nuestros teléfonos móviles en tiempo y hora. Al menos, a día de hoy es lo que esperamos.