Las sucesivas inspecciones del casco del buque, sobre todo de la obra viva, han detectado que una hélice transversal de popa tiene varias palas rotas y una vía de agua en el túnel que ocasionó la inundación de la sala de máquinas y la parada del motor principal. Las hélices transversales (thrusters) se usan para mejorar la maniobrabilidad de los buques, que de este modo pueden atracar en dársenas con poco espacio y ahorrar en el uso de remolcadores. Dichas hélices, alojadas en túneles transversales, resultan efectivas a bajas velocidades.
Las causas de la rotura de las palas de dicha hélice transversal son todavía desconocidas. La dirección operativa de Maersk hizo público un comunicado exonerando a la tripulación de cualquier responsabilidad. El accidente no ha producido ninguna contaminación y, según la naviera, el buque en ningún momento estuvo en peligro de naufragar. Aún con la sala de máquinas inundada, los grandes portacontenedores conservan suficiente reserva de flotabilidad para que el buque no esté en peligro de hundimiento.