Parece el cuento de nunca acabar, pero es una triste y dura realidad para muchos marinos. La Organización Mundial de la Salud publicó la semana pasada su listado-guía (Stage II) de vacunaciones tratando de establecer un marco de general aceptación y recomendando una serie de prioridades en diversos colectivos de especial significación. Entre ellos están los marinos.
Los marinos, tanto los que navegan como los que se encuentran imposibilitados de acceder a sus buques por problemas generados por autoridades de países –principalmente asiáticos- que impiden los cambios de tripulación todavía por las restricciones a los viajes que ha generado la variante Delta de la Covid-19, figuran en ese listado como trabajadores esenciales.
Ya lo habían dicho antes la ONU, la OMI y la organización internacional de armadores (International Chamber of Shipping), entre otras organizaciones.
Y parece un contrasentido: muchos países están poniendo miles de millones de dólares a disposición de sus actores económicos para tratar de restablecer su actividad en relación con la intensidad que ésta tenía en 2019. Y, sin embargo, o prohíben o no favorecen las vacunaciones de los marinos que tripulan los buques que traen y llevan sus importaciones y exportaciones.
Y si hoy por falta de contenedores y otros factores, los fletes están por las nubes encareciendo las mercancías y causando perjuicios a la actividad económica. ¿Qué pasaría si una parte importante de la flota mercante mundial no pudiera navegar por encontrarse enfermos sus tripulantes?
Como en tantas ocasiones, la ceguera de los políticos no es en absoluto beneficiosa para la economía mundial. Es absolutamente necesario favorecer los cambios de tripulaciones y generalizar las vacunaciones. Estados Unidos, Bélgica, Alemania o Dinamarca, entre otros países, han favorecido la vacunación generalizada de los marinos tripulantes de los buques en sus puertos. ¿A qué esperamos?
Agustin Montori