Al ya existente corredor en Panamá (en obras para su ampliación) y al ya presupuestado en Nicaragua (ver noticia relacionada), se les ha sumado uno nuevo -ya oficializado- esta vez en Guatemala, tras la declaración de utilidad pública e interés nacional del Gobierno guatemalteco.
Las noticias que nos llegan desde Latinoamérica -tarde, por cierto- muestran como el pasado 17 de julio, el Gobierno de la República de Guatemala, hizo publica la citada declaración (adjunta en pdf) por la que expone el proyecto del corredor interoceánico de Guatemala como obra de utilidad pública e interés nacional. Más concretamente, su gestión, promoción, construcción y operación. Así, en particular, su artículo tercero expresa la protección del Estado mediante la emisión de leyes, reglamentos y otras disposiciones que garanticen la seguridad jurídica del proyecto.
Es una buena noticia, sin duda, para las constructoras españolas y también para las entidades de gestión concesionaria, dados los estrechos lazos que existen entre España y Centroamérica, sobre todo porque la figura fundamental en este proyecto es Santiago Bassols, exdirector general de Cilsa, la empresa gestora de la Zona de Actividades Logísticas del puerto de Barcelona, .
Como pasa con Panamá o Nicaragua, el corredor interoceánico de Guatemala, es un proyecto de desarrollo de infraestructuras que tendrá lugar en el país centroamericano con el objetivo de crear un cinturón de desarrollo integral en la zona mediante la construcción e implementación de infraestructuras intermodales portuarias, de transporte, logísticas y de servicios; optimizando la ubicación del país en el mapa, y sus recursos propios, mediante la conexión, a través de un sistema ferroviario (y de paso de hidrocarburos), entre dos puertos, cada uno con sus respectivas zonas logísticas, uno situado en la costa Atlántica y otro en la del Pacífic, en una franja de 372 kilómetros de longitud por 140 metros de anchura (ver la imagen adjunta).
Como pueden ver, la diferencia fundamental de este corredor con los otros dos es la ausencia de un canal marítimo, inasumible por Guatemala al tener que cruzar una extensión de terreno superior a los casos de Panamá o Nicaragua.
No obstante, el proyecto brindaría una ruta alternativa de alta capacidad, lo que facilitaría la maniobra de buques de última generación y de gran tamaño favoreciendo, al mismo tiempo, la creación de economías de escala. Y, lo más importante, el proyecto es más barato que los otros dos.
Este corredor terrestre iniciará su construcción en abril del próximo año y contará con vías de ferrocarril de mercancías, oleoductos y autopistas – todas ellas infraestructuras paralelas- para acercar las localidades de Puerto Barrios, en el Atlántico y Santa Rosa (Moyuta), en el Pacífico, localidades donde se construirán dos puertos de grande dimensiones capaces de acoger a buques de hasta 22.000 TEUs de capacidad, mayores a los que actualmente se fabrican.
Sus ventajas operativas, geoestratégicas y económicas hacen que el corredor interoceánico de Guatemala resulte atractivo para los inversionistas que estén interesados en adoptar nuevas formas y rutas de distribución, para hacer llegar sus productos a los mercados reduciendo costes y tiempos (en relación a las rutas comerciales actuales); y maximizando los beneficios económicos, un punto en el que el presidente ejecutivo del canal, Santiago Bassols, ha hecho hincapié en diversas ocasiones.
A nivel estatal, la nueva infraestructura beneficiará a 1,6 millones de habitantes, que representan el 10.56% de la población nacional y les dará empleo directo a 350.000 personas, fundamentalmente en su construcción.
La parte positiva es que este corredor cuenta con el respaldo de las comunidades que residen en el área de influencia del proyecto, de emprendedores guatemaltecos, inversionistas internacionales y, quizá lo más necesario, el respaldo del Estado de Guatemala, quien garantiza la protección de la propiedad privada y el fomento a la inversión extrajera.
Mientras en España están de moda los gintonics, el hacer footing en las calles de las ciudades, o el construir tramos de AVE en zonas con un índice de población escaso, en Centroamérica parece que todos se hayan puesto las pilas para crear nuevos corredores interoceánicos. Colombia, Costa Rica o México ya están tardando en apuntarse a esta moda… Tiempo al tiempo.