El GOLAR SPIRIT al mando del capitán Antonio Villegas, compañero de estudios y de muchas singladuras por casi todos los mares del mundo, entró en los astilleros Navantia de Ferrol para realizar operaciones de mantenimiento y renovación de los certificados estatutarios y de clase. Se trata de un LNG con una capacidad al 100% de 129.000 m3 provisto de cinco tanques de carga esféricos tipo Moss, Clase OMI B, que además ha sido el primer LNG del mundo reconvertido en UFAR ya en el año 2008 y que opera en Pecém, Brasil, fletado por Petrobras. El GOLAR SPIRIT opera amarrado a un muelle y recibe la carga de gas natural licuado de los buques LNG que atracan al otro lado de ese muelle.
Es una unidad flotante con capacidad de propulsión y de carga/descarga que almacena gas natural licuado (GNL) y lo transforma a gas natural comprimido (GNC) para suministrarlo a la red terrestre. Su capacidad máxima de regasificación es de 7 millones de metros cúbicos de gas natural al día a +20ºC y una atmósfera de presión, que equivalen a unos 11.300 metros cúbicos de GNL (LNG, Liquefied Natural Gas) a la temperatura de ebullición a presión normal en los tanques de carga (alrededor de -160ºC) o unas 220 toneladas/hora.
La planta de regasificación, situada entre los tanques de carga 1 y 2 en el costado de babor, consiste en tres trenes independientes con una redundancia de cada uno equivalente al 50% de la producción máxima de 7 millones de metros cúbicos día. De este modo, con dos vaporizadores en marcha se puede alcanzar el máximo flujo de GNL, mientras que un tercer vaporizador queda fuera de uso y pueden realizarse operaciones de mantenimiento si es necesario. Para calentar el LNG en los vaporizadores se emplea vapor de agua que es suministrado por las calderas de a bordo, las mismas que se utilizan para la propulsión del buque. Los trenes de regasificación pueden operar a una presión de trabajo mínima de 58 Kg/cm2 y máxima de 100 Kg/cm2 (56,9 a 98,1 bares) y un flujo de producción por tren de 0,7 a 3,5 millones de metros cúbicos al día a una temperatura de 20ºC.
Dependiendo del diseño y configuración, un FSRU puede operar en un puerto u otro dependiendo de la demanda de gas e incluso mantiene la capacidad de ser utilizado como buque LNG para transporte. Esta flexibilidad les convierte en una opción interesante sobre todo cuando la demanda de energía de un país depende en buena parte de la época del año.
Hay que tener en cuenta también que en algunos países y en zonas concretas, por ejemplo en la Ría de Ferrol, hay un rechazo total a las instalaciones de regasificación terrestres cercanas a las zonas urbanas. Se trata de la postura conocida por el acrónimo sajón NIMBY (Not In My BackYard) también muy utilizada para los lugares de refugio para buques en situaciones de peligro. En estos casos, la opción de utilizar un buque FSRU parece interesante dado que pueden situarse lejos de las zonas urbanas de residencia. Algunos países como Brasil o Italia han elegido esta opción por su menor impacto ambiental y menos emisiones.