Volatilidad parece ser una palabra acertada para describir los acontecimientos que se desarrollarán a lo largo del año 2020 y que, en cualquier caso, van a constituir un hito en el mundo marítimo.
Desde el 1 de enero, como ya se ha repetido hasta la saciedad, entra en vigor la norma del 0,5% de azufre para los combustibles marinos, lo que ha supuesto el inicio de una carrera por ensayar y tratar de normalizar nuevos combustibles –aparte del GNL- que va camino de convertirse en el rey de la fiesta, por lo menos hasta 2050. Y es que el hecho de que tanto Rusia –en sus yacimientos e instalaciones de Yamal (Ártico), como Estados Unidos con su producción vía fracking, son dos actores principalísimos tanto en la producción como en la exportación de GNL. ¿Cuáles son los costes para el ecosistema de la producción de GNL de estos gigantes? De momento se desconocen… pero todo se andará.
Tendremos cada vez mas buques de pequeño y mediano tonelaje utilizando métodos compuestos de combustibles a base de carbón, y los llamados neutros: hidrógeno, baterías de litio, biodiesel… todos ellos obtenidos a través de sistemas ‘limpios’, que se irán abriendo paso. Y, por supuesto, el viento: los generadores de viento.
¿Qué pasará con los LFO (menos del 05% de azufre), y los VLFO?, ¿Y con el HFO? Este último, si atendemos a la instalación de scrubbers (que, de momento, no para sobre todo en petroleros y bulkcarriers), parece que le queda carrera para un tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que el periodo de vida de estos buques es de, al menos, quince años.
Mucha volatilidad y pocas certezas sobre todo en el mundo del bulkcarrier. Los tráficos de soja y de minerales desde Brasil-Argentina-EUA hacia China, no van a conocer su mejor año desde luego.
Por su parte, ni crudo ni refinado parece que sufrirán demasiado en 2020; y vamos a ver un auge en la irrupción en el mercado de más buques gaseros y propulsados por GNL ya que –no olvidemos- existe una iniciativa muy fuerte para prohibir el uso de HFO en aguas árticas.
El transporte marítimo en general crecerá poco, dicen los gurús ya que poco crecerá el comercio mundial fruto de las tensiones Este-Oeste y otras de menor entidad. Posiblemente, y a la vista de la tregua en la guerra comercial y política entre los dos gigantes, asistamos a un crecimiento del comercio mundial en 2019 de alrededor de 1,5% sobre 2018, que es un muy pobre crecimiento. El transporte marítimo en estas condiciones no crecerá más allá del 2,5%. Pero todo ello sigue rezumando volatilidad.
Tampoco se construyen muchos buques, por lo que la capacidad total de la flota de contenedores se estima en unos 22,9 millones de TEUs cuando, a primeros de 2018, era de 22,3 millones de TEUs. El número total de contenedores en la flota mundial se calcula en unos 5 millones de TEUs, y el crecimiento del transporte en contenedores se incrementará en un 2,7%, y ello debido en gran medida a la transferencia de carga convencional a carga contenerizada.
Por otro lado, 2020 si no es el fin de los buques frigoríficos convencionales, quedará muy cercano. El boom de la carga refrigerada contenerizada en 2017 y 2018 ha sido espectacular y continuará en 2020, así como el de la carga contenerizada de productos químicos… cosa que pone nerviosos tanto a armadores como a P&I Clubs, por el notable incremente de incendios y accidentes de todo tipo originados en los buques portacontenedores por errónea –o maliciosa- declaración de la carga que se embarca a bordo.
Y digitalización, mucha digitalización. Y sosteniblidad, mucha sostenibilidad. En Eurpa, la Sra. Von der Leyen ha alumbrado el Green deal (pacto verde) que movilizará 100.000 millones de euros desde Bruselas para llegar a una economía descarbonizada en 2050. Lo ‘verde’ primará.
Así pues, que tengan ustedes un feliz y verde 2020.